martes, 12 de marzo de 2019

"Heritage Ville". Capítulo 2

Mi madre corriendo a toda prisa por la escalera intentando evitar a mi padre quien iba detrás de ella gritándole cosas imposibles de decir, pero nada agradables. Como odiaba aquellos años y todas las personas que me rodeaban por aquel entonces, nunca me dejaban hacer nada que fuese divertido o algo que realmente quisiera hacer por mí misma, siempre tenía que tener a una niñera, un trabajador de la mansión o a cualquier adulto a mi alrededor y eso me ponía realmente de los nervios de pequeña y de mayor también, es algo que nunca he soportado. Un buen recuerdo era a Gretel, quién me agarraba del brazo llevándome con ella dentro de las cocinas donde al final pasaba la mayor parte del tiempo, cuando no estaba en el colegio o en misa. Me enseñó a cocinar, a realizar los quehaceres del hogar, a pintar, música, diferentes idiomas, geografía, ciencias, literatura… Gretel en verdad era como si fuese mi madre ahora que lo pienso, cuando me caía o tenía un mal día ella me cogía en brazos y me daba un beso en la frente diciendo <tranquila pequeña, que hoy no hayas tenido un buen día no significa que mañana no lo vaya a ser> pues ella siempre me ayudaba en todo, aunque también el pastel de limón con canela que hacía especial y únicamente para mi tenía mucho que ver en ello.  Por eso mismo no entiendo cómo pudieron meterme en aquel manicomio, jamás le haría daño a nadie que viviese en mi casa, aunque a veces me sacasen de quicio, sí ni si quiera soy capaz de matar una araña…No entendía nada, por ese motivo había decidido volver a la mansión, para recuperar los recuerdos reprimidos en mi subconsciente y llegar a entender el cómo y el porqué de aquel fatídico día. 

Comencé a investigar la planta principal antes de subir al piso superior, primero me dirigí como un autómata hasta la zona de estar y el salón de fiestas, no había nada que me hiciese recordar algún momento malo, todos los recuerdos que venían a mi mente eran buenos, los bailes y las fiestas que organizaban mis padres dos veces al mes para seguir haciendo ver al pueblo quien eran los que realmente mandaban en aquel lugar, algo patético a mi parecer…. El mejor recuerdo que tengo de aquellas fiestas era cuando Gretel venía a por mí y me llevaba al salón lejos de todo el bullicio, la música, las risas y la gente superficial y pedante que había allí. Encendía el fuego y me tenía preparado un vaso de leche con galletas de chocolate blanco mis favoritas, nos sentábamos ahí las dos junto a la chimenea, me contaba historias de cuando ella era joven y vivía en Francia, me enseñó su idioma, todo lo que había vivido en su ciudad natal, Burdeos y también me contaba cuentos, ya fuesen leyendas, inventados o reales para dormirme, cuando abría los ojos ya era de día y estaba en mi cama bien tapada. Gretel era realmente la persona que más había querido, por encima incluso de mis padres. Por eso era imposible que yo hubiese hecho aquellos actos. Estaba tan sumida en mis pensamientos que no me fijé en que había una pequeña puerta detrás de un viejo reloj de cuco, esa puerta llamó mi atención pues no recordaba que estuviese allí antes. Nada más acercarme pude sentir escalofríos y como cambiaba la temperatura en la sala. Al poner la mano en el picaporte una gélida voz dijo;


"Hasta que al fin regresas"

martes, 5 de marzo de 2019

"Heritage Ville". Capítulo 1

Por fin, por fin había salido de aquel maldito manicomio donde nunca tuve que haber estado. Ahora que había cumplido la mayoría de edad y los guardas y enfermeros estaban disfrutando del pavo de acción de gracias, vi entonces la oportunidad perfecta para escaparme de allí y volver a Heritage Ville, mi casa, "mi hogar dulce hogar".



Desde que era niña lo sabía, siempre me habían echado la culpa de cualquier suceso extraño que ocurriese en la mansión o los alrededores al no tener otros niños cerca con quien poder relacionarme pensaban que era yo quién maquinaba todo aquello con el fin de buscar un ápice de atención adulta o una mínima caricia o gesto de ternura, cual mendigo en pleno invierno pidiendo algo caliente que llevarse a la boca. Era yo quién hacía que desapareciesen todo tipo de objetos en la casa, de poner animales muertos en la comida cuando Gretel, la cocinera se iba a servir la mesa o a realizar otros quehaceres, de querer asesinar a la fiel niñera Mirtha y a los demás trabajadores de la mansión. ¡Incluso me creían culpable de intentar asesinar a mis padres! Yo, que los quería con locura y nunca les haría el más mínimo rasguño. Todo eran mentiras sin fundamento creadas por adultos que nunca escuchaban a los más pequeños. Conforme me adentraba en los áridos terrenos de la mansión, había un parque en lo que parecía un jardín, ahora abandonado, sin vida ni colores, exactamente como cuando perdemos esa etapa de la niñez a la adolescencia y cruda realidad. Fue entonces cuando vinieron miles de recuerdos a mi cabeza, pero ninguno de ellos era como las atrocidades de las que se me acusaban que había hecho. Recordaba como de niña jugaba en el jardín trasero con Mirtha en este mismo parque que antaño lucía sus mejores galas, oía el chasquido de una rama al posarse un pájaro sobre ella para llevarle alimento a sus crías, una hoja crujiente bajo mis viejos zapatos de domingo, el olor a tarta de limón que siempre preparaba Gretel cuando llegábamos del pueblo… Ahora todo se había esfumado, como el vaho que se amolda a los cristales de las ventanas cuando las abres. El jardín estaba completamente desolado y descuidado y el único olor que podía sentir era nauseabundo, agua estancada de la fuente principal, olores de animales muertos, el propio oxígeno era asqueroso en aquel lugar tan diferente a como lo recordaba. Regresé a la puerta principal, a duras penas logré abrir la puerta pues la cerradura estaba corroída por el óxido de estos años atrás y asustándome salieron como alma que lleva al demonio montones de murciélagos, típico de cualquier película de terror que se precie. Nada más poner un pie dentro de la mansión, un flashback vino a mí...